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Esperando la Fiesta de San Pedro, en la Isla de Melinka de Chile, quise hacer un Seminario de Vida en el Espíritu Santo, aferrado a la Palabra de Dios y que mejor que con textos donde interviene Pedro o con sus cartas.

Por él, ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de manera que la fe y la esperanza de ustedes estén puestas en Dios.

Hermanos por fe tenemos que creer que hemos sido renovados, vivificados y que Jesús con su muerte y resurrección nos ha dado una vida nueva oportunidad de vida. Para creer eso necesitamos la Fe, un don que no a todos los hombres y mujeres se les ha dado, pero que podemos obtener por gracia de Dios y si nosotros lo solicitamos. Fe, que no debemos dejar que se marchite, sino que se debefortalecer diariamente. Tenemos que creer por fe y vivir en fe todos los días el amor de Jesucristo, y creer que después de la tormenta viene la calma, creer por fe que tenemos un Dios más grande que cualquier enfermedad psicológica, física, del alma, o espiritual;  cualquier pecado, cualquier problema, cualquier miedo.

Insisto que nuestra fe tiene que ser fortalecida y fundamentada en el Sacramento de nuestra fe, al que respondemos, anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección ven Señor Jesús. La Eucaristía es el gran misterio de nuestra Fe, ves pan, pero no es Pan, sabe a vino, pero no es vino, es el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesús, derramada para la salvación del mundo entero.

Si quieres ver cosas grandes, si quieres tomar un milagro de Dios para tu vida, toma y abraza la Fe, si tienes un corazón abierto y dispuesto a una Fe grande, verás un Dios grande.  La fe te ayudará a fijar tu mirada en ese Dios dado gratuitamente para ti.

Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua». «Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame». En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?».  (Mateo 14, 28)

En una primera instancia vemos a un Pedro lleno de Fe, diciéndole a Jesús, Señor si eres tu llévame hacia ti, ven le dijo Jesús y empezó a caminar hacia Jesús, en dirección a Él. Pero luego el texto nos dice, al ver la violencia de los vientos, éste comenzó a hundirse. Pedro dejó de ver a Jesús, quitó su mirada de Él.

Querido hermano y hermana. Cuando nosotros, dejamos de mirar a Jesús, nos empezamos a hundir, a hundir en problemas, en depresión, en placeres del mundo, en el pecado, nos empezamos a hundir en la pereza, nos podemos convertir en “trabajólicos”, perdiendo nuestro único centro, Jesucristo. El es el camino, la verdad y la vida (Jn 14), todo lo demás, llévalo hacia el camino. Tu matrimonio, tu vida, tu familia, tu trabajo, tus sueños, llévalos a Jesús. Sin importar las consecuencias, el te quiere llevar a caminar sobre las aguas, pero no debes dejar de mirarlo El, sobre todo en la Eucaristía, en tus sacramentos, en tu estudio bíblico, en tus actos y obras.

Oremos: Padre Santo, recibo el don de la Fe, para mi cuerpo, alma y espíritu, aumenta mi fe y hoy recibo más Fe para mi vida, con un corazón dispuesto  y abierto a tu amor. Dame la Fe para creer que tú me amas, como nadie más lo puede hacer en este mundo. Quiero creer que tú eres más grande que mi pecado, más grande que cualquier dificultad, problema, miedo, temor, enfermedad.  Quiero que ésta Fe, que me has dado hoy, me ayude a fijar todo mi ser en ti, Dios Padre todo poderoso, amoroso y lento a la ira. Te alabo Padre. Gracias Padre, Gracias Jesús, Gracias Espíritu Santo. Te lo pido en el nombre de Jesús, el hijo de María. Amén.